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560 proverbios de mar
Hay que amarrar el tamal.
Camarón que se duerme se lo chima el sapo..
La marcha instruye al asno.
Por numerosos que puedan ser los meandros del rÃo, acabará por ir a parar al mar.
A todo marrano le llega su diciembre.
Más feliz que marica con dos culos.
Ya viene MarÃn Moreno, el que quita lo malo y pone lo bueno.
Un invitado debe marchar a tiempo y no abusar de su bienvenida; incluso un amigo se vuelve molesto si se queda demasiado tiempo.
Camarón que se duerme, se lo comen los peces.
El marido y la mujer deben ser como las manos y los ojos: cuando duele la mano, los ojos lloran, y cuando los ojos lloran las manos secan las lágrimas.
A los diez años es una maravilla, a los veinte es un genio, y a los treinta una persona común.
Se vuelve amargo el vino si no se tiene con quien brindar.
Quien lleva fuego en su corazón, acaba por ahumar su cerebro.
Cuando llega la noche, el miedo se tiende a la puerta, y cuando llega el dÃa, se marcha a las colinas.
El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo.
Más vale estar con la boca cerrada y parecer estúpido, que abrirla y confirmarlo.
Para aprender a rezar no hay como viajar por mar.
Todos los rÃos van al mar, pero el mar no se desborda.
Aconseja al ignorante, te tomará por su enemigo.
La paciencia es amarga, pero produce un dulce fruto.
El placer y la alegrÃa del hombre radica en aplastar al rebelde y conquistar al enemigo, en arrancarlo de raÃz, y tomar de él todo lo que tiene
Si vas a la guerra, reza una vez; si vas al mar, reza dos, y si te vas a casar reza tres.
El viento que el marinero quiere no sopla siempre.
La boca rige la tierra, pero el mar lo rige la mano.
Por fin lo comprende mi corazón: escucho un canto, contemplo una flor: ¡Ojalá no se marchiten!
El cangrejo de rÃo está del lado del cangrejo de mar.
Dios ayuda al marinero en la tempestad, pero el marinero debe estar al timón.
El enamorado es el camarada del alma.
El que usó mal incienso debe atenerse a quemarse las mangas.
Amar a quien no se ama es fatigar el corazón.
Cuanto más quiere una mujer a su marido, más corrije sus defectos.
Del mirar nace el amar y del no ver el olvidar.
El que ofende escribe en arena; el que es ofendido, escribe en marmol.
Por San MartÃn, trompos al camino.
Un mar calmo no hace buenos marineros.
Hay mejores peces en el mar de los que se hayan podido pescar hasta ahora.
Mejor amar poco a condición de amar siempre.
Grabemos los agravios en la arena y las gentilezas en el mármol.
Quien sabe amar jamás hace sufrir.
El primer grado de locura es creerse cuerdo, y el segundo proclamarlo.
Mantener en vista el conjunto y tomar los trabajos diarios en las manos.
La mariposa nocturna se precipita al fuego.
Asà como un medicamento amargo cura la enfermedad, las palabras sinceras, que hieren los oÃdos, benefician el comportamiento.
Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Proverbios 2:3-4-5
En la copa de San Elmo quiere atrapar pulpos de mar
Quédate quieto y el mundo te tomara por filósofo.
Pescado de buen comer, del mar ha de ser.
Cuando el marido llega a la casa debe pegarle a su mujer, si él no sabe el motivo, seguramente ella si lo sabe.
A marido ausente, amigo presente.
Todos estamos de visita en este lugar. Solo estamos de paso. Hemos venido a observar, aprender, crecer, amar, y volver a casa.
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