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Un mes de experiencia enseña más que diez años de ciencia.
Unos nacen con estrellas y otros estrellados.
Veinte años puta y uno casada y eres muy honrada.
Veinte años puta y uno soltera, tan buena soy como cualquiera.
Ver y no tocar, se llama respetar.
Ya vienen los dos hermanos, Moquita y Soplamanos.
Zanahorias y nabos, primos hermanos.
El que estudia diez años en la oscuridad será universalmente conocido como quiera.
Nunca se pierden los años que se quita una mujer; van a parar siempre a cualquiera de sus amigas.
A los ignorantes los aventajan los que leen libros. A Ãstos, los que retienen lo leÃdo. A Ãstos, los que comprenden lo leÃdo. A Ãstos, los que ponen manos a la obra.
Antes de que la luz del sol pueda brillar a través de la ventana, deben levantarse las persianas.
Cuando dos elefantes riñen la que se lamenta es la hierba.
Cuando se es rico, siempre se baila bien.
Cuando se monta un elefante, no molesta el rocÃo.
Del escuchar procede la sabidurÃa, y del hablar el arrepentimiento.
Después de haber recorrido el mundo entero en busca de la felicidad, te das cuenta de que estaba en la puerta de tu casa.
Después de que el barco se ha hundido, todo el mundo dice que sabÃa cómo se hubiera podido salvar.
Dios da, nunca vende.
Dios habla una lengua extranjera.
Durante la estación seca hay que hacerse amigo del dueño de la piragua.
El amor hace pasar el tiempo; el tiempo hace pasar el amor.
El amor y la tos no pueden ocultarse.
El carcelero es un prisionero más.
El ojo no lleva carga, pero sabe cuánta puede soportar la cabeza.
Entre camellos nadie se burla de las jorobas.
Hay una gran fuerza escondida en una dulce orden.
La paciencia en un momento de enojo evitará cien dÃas de dolor.
La respuesta más rápida es la acción.
La reunión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre.
La sabidurÃa viene de escuchar, de hablar el arrepentimiento.
La sal no dice de sà misma que es salada.
Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman.
Las pulseras de metal suenan si son dos.
Lo que se hace un dÃa, es semilla de felicidad para el dÃa siguiente.
Más vale que los dientes no riñan con la lengua.
Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo pequeñas cosas, puede cambiar el mundo.
No hay madre como la de uno mismo.
No te ensañes con el vencido, pues puedes correr su suerte.
No todos los que tienen las manos juntas, rezan.
Nuestro amor es como la llovizna que cae quedamente, pero desborda el rÃo.
Nunca se olvidan las lecciones aprendidas en el dolor.
Nunca sopla viento favorable para el marino que no sabe en qué puerto fondear.
Para el bien, la acción es más que la intención; para el mal la intención es más que la acción.
Para preservar un amigo tres cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite.
Por la ignorancia nos equivocamos, y por las equivocaciones aprendemos.
Se puede juzgar a un hombre por su nación, pero no a una nación por un hombre.
Si no tienes un enemigo dentro, poco podrán hacer los enemigos de fuera.
Solo en la actividad desearás vivir cien años.
Solo se pueden juntar las manos cuando están vacÃas.
Todos estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde.
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